FELIZ NAVIDAD
YO VENGO DE VER
Yo vengo de ver, Antón,
un niño en pobrezas tales,
que le di para pañales
las telas del corazón.
un niño en pobrezas tales,
que le di para pañales
las telas del corazón.
Lope de Vega
NOCHEBUENA
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Pastores y pastoras,
abierto está el edén.
¿No oís voces sonoras?
Jesús nació en Belén.
La luz del cielo baja,
el Cristo nació ya,
y en un nido de paja
cual pajarillo está.
El niño está friolento.
¡Oh noble buey,
arropa con tu aliento
al Niño Rey!
Los cantos y los vuelos
invaden la extensión,
y están de fiesta cielos
y tierra... y corazón.
Resuenan voces puras
que cantan en tropel:
Hosanna en las alturas
al Justo de Israel!
¡Pastores, en bandada
venid, venid,
a ver la anunciada
Flor de David!...
Amado Nervo
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Pues sí, ya estamos en otra Nochebuena y mañana será Navidad. Muchos escritores han dedicado poemas al Niño Jesús en estas fechas: Lope de Vega, sor Juana Inés de la Cruz, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús... Yo he incluido en mi blog algunos de ellos pero si queréis leer los demás, podéis pinchar aquí y accederéis a poemas navideños de estos autores.
La Navidad también han inspirado a otros autores que han creado relatos e historias ambientadas en estas fechas. Sin duda, el relato navideño más conocido es Canción de Navidad de Charles Dickens. Si pincháis en el título podréis leerlo. Se trata de una novela corta escrita en 1843 que nos muestra la historia de Ebenezer Scrooge, un personaje avaro y tacaño que vivirá una experiencia única: un viaje por su presente, su pasado y su futuro de la mano de varios espíritus. El anciano se dará cuenta de los terribles errores cometidos y podrá ver el triste futuro que le espera. Todo esto influirá en él profundamente, cambiando su forma de ver la vida y enfrentándose de una manera muy diferente a su futuro.
La obra de Dickens fue un gran éxito desde el mismo momento de su publicación y lo sigue siendo en la actualidad. Las adaptaciones de la obra son innumerables: cine, cómic, dibujos animados, musicales, etc. Como muestra os dejo la última versión de este cuento realizada por Walt Disney en 3D. No os lo perdáis:
Algunos cuentos de Hans Christian Andersen también se han convertido en clásicos navideños. Cuentos como la vendedora de fósforos, el soldadito de plomo, el pino o el último sueño del viejo roble han conmovido ha muchas generaciones y no han perdido su fuerza emotiva con el paso de los años. Si queréis leerlos todos podéis pinchar en cuentos navideños y preparáos a disfrutar con su lectura. Yo os dejo a continuación uno de ellos, la vendedora de fósforos, un cuento triste y tierno, atemporal, porque desgraciadamente en Navidad no todo el mundo lo pasa bien: hay gente que pasa hambre, está sola o se encuentra marginada. Las personas que tenemos un hogar acogedor, familiares y amigos que nos quieren y un buen plato de comida todos los días, deberíamos acordarnos de aquéllos que lo pasan mal y mostrar nuestra solidaridad y nuestra ayuda.
LA VENDEDORA DE FÓSFOROS
¡Qué frío tan atroz! Caía la nieve, y la noche se venía encima. Era el día de Nochebuena. En medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnuditos. Tenía, en verdad, zapatos cuando salió de su casa; pero no le habían servido mucho tiempo. Eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado: tan grandes, que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para que no la pisasen los carruajes que iban en direcciones opuestas. La niña caminaba, pues, con los piececitos desnudos, que estaban rojos y azules del frío; llevaba en el delantal, que era muy viejo, algunas docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como muestra. Era muy mal día: ningún comprador se había presentado, y, por consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo. Tenía mucha hambre, mucho frío y muy mísero aspecto. ¡Pobre niña!
Los copos de nieve se posaban en sus largos cabellos rubios, que le caían en preciosos bucles sobre el cuello; pero no pensaba en sus cabellos. Veía bullir las luces a través de las ventanas; el olor de los asados se percibía por todas partes. Era el día de Nochebuena, y en esta festividad pensaba la infeliz niña. Se sentó en una plazoleta, y se acurrucó en un rincón entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía sus miembros; pero no se atrevía a presentarse en su casa; volvía con todos los fósforos y sin una sola moneda. Su madrastra la maltrataría, y, además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y el viento soplaba allí con furia, aunque las mayores aberturas habían sido tapadas con paja y trapos viejos. Sus manitas estaban casi yertas de frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerillita! ¡Si se atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo alumbraba y cómo ardía! Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la rodeó con su mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con bolas y cubierta con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan hermoso! ¡Calentaba tan bien! Pero todo acaba en el mundo. La niña extendió sus piececillos para calentarlos también; más la llama se apagó: ya no le quedaba a la niña en la mano más que un pedacito de cerilla. Frotó otra, que ardió y brilló como la primera; y allí donde la luz cayó sobre la pared, se hizo tan transparente como una gasa.
La niña creyó ver una habitación en que la mesa estaba cubierta por un blanco mantel resplandeciente con finas porcelanas, y sobre el cual un pavo asado y relleno de trufas exhalaba un perfume delicioso. ¡Oh sorpresa! ¡Oh felicidad! De pronto tuvo la ilusión de que el ave saltaba de su plato sobre el pavimento con el tenedor y el cuchillo clavados en la pechuga, y rodaba hasta llegar a sus piececitos. Pero la segunda cerilla se apagó, y no vio ante sí más que la pared impenetrable y fría. Encendió un nuevo fósforo. Creyó entonces verse sentada cerca de un magnífico pesebre: era más rico y mayor que todos los que había visto en aquellos días en el escaparate de los más ricos comercios. Mil luces ardían en los arbolillos; los pastores y zagalas parecían moverse y sonreír a la niña. Esta, embelesada, levantó entonces las dos manos, y el fósforo se apagó. Todas las luces del nacimiento se elevaron, y comprendió entonces que no eran más que estrellas. Una de ellas pasó trazando una línea de fuego en el cielo.
-Esto quiere decir que alguien ha muerto- pensó la niña; porque su abuelita, que era la única que había sido buena para ella, pero que ya no existía, le había dicho muchas veces: "Cuando cae una estrella, es que un alma sube hasta el trono de Dios". Todavía frotó la niña otro fósforo en la pared, y creyó ver una gran luz, en medio de la cual estaba su abuela en pie y con un aspecto sublime y radiante. -¡Abuelita!- gritó la niña-. ¡Llévame contigo! ¡Cuando se apague el fósforo, sé muy bien que ya no te veré más! ¡Desaparecerás como la chimenea de hierro, como el ave asada y como el hermoso nacimiento!
Después se atrevió a frotar el resto de la caja, porque quería conservar la ilusión de que veía a su abuelita, y los fósforos esparcieron una claridad vivísima. Nunca la abuela le había parecido tan grande ni tan hermosa. Cogió a la niña bajo el brazo, y las dos se elevaron en medio de la luz hasta un sitio tan elevado, que allí no hacía frío, ni se sentía hambre, ni tristeza: hasta el trono de Dios. Cuando llegó el nuevo día seguía sentada la niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y la sonrisa en los labios. ¡Muerta, muerta de frío en la Nochebuena! El sol iluminó a aquel tierno ser acurrucado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una había ardido por completo. -¡Ha querido calentarse la pobrecita!- dijo alguien. Pero nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de qué resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los cielos.
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La Navidad es un tiempo para disfrutar de buenas películas. Algunas películas se inspiran en obras literarias. Así, un clásico del cine navideño, ¡Qué bello es vivir! (película estadounidense de 1946 dirigida por Frank Capra) tiene claras influencias de la Canción de Navidad de Dickens.
Esta obra maestra del cine comienza el día antes de Nochebuena y el protagonista es el honrado y humilde Georgey Bayle (James Stewart), personaje entrañable, totalmente volcado en los demás que ha ido posponiendo sus sueños en aras del bienestar de los suyos. Pero desgraciadamente pierde una suma muy importante de dinero y está desesperado. Cuando está a punto de suicidarse se cruzará en su camino un mensajero divino que le mostrará al estilo dickeniano lo que hubiera sido la vida de mucha gente si él no hubiera existido. Una película que nos enseña el valor de la bondad y de los buenos sentimientos. Pinchad en el siguiente enlace, crítica cinematográfica de ¡Qué bello es vivir! y accederéis a una crítica especializada sobre esta joya del cine americano. También os dejo el momento en el que Bayle piensa en suicidarse pero en ese instante aparece Clarence, el simpático ángel de segunda clase que ayudará a nuestro protagonista:
Otra película más actual con influencias de la Canción de Navidad y con guiños a la película de Capra es The family man, película dirigida por Brett Ratner en el año 2000 que nos muestra a un egocéntrico broker de Wall Steet (Nicolas Cage) cuya única obsesión es el trabajo y la vida lujosa. Tras encontrase con un ángel muy peculiar, su vida dará un vuelco completo, ya que de los lujos anteriores pasará a ser un modesto vendedor de neumáticos, casado con su antigua novia y padre de dos hijos. La visión supondrá para él una auténtica lección de vida, ya que descubrirá que una vida familiar plena puede ser mucho más gratificante que todas las riquezas del mundo.
Y para terminar... una película romántica ambientada también en épocas navideñas, Mientras dormías, película dirigida por Jon Turteltaub en 1995 y protagonizada por Sandra Bullock, Bill Pullman y Peter Gallagher. Comedia divertida y con valores que nos muestra la anodina vida de Lucy, una joven taquillera del metro que vive sola y tiene poca suerte en el amor. Su vida cambiará cuando un día salve la vida a un pasajero del metro de la que ella está enamorada platónicamente. El accidentado entra en coma y ella va a visitarle al hospital. Y es entonces cuando comienza a enredarse todo porque los familiares de Peter creen que ella es su prometida. Una comedia simpática, sencilla y entrañable que ensalza el valor de la familia y nos demuestra que el amor puede surgir de la forma más insospechada.
Y así hemos llegado al final de nuestro recorrido navideño. Los cuentos y pelis que os he recomendado obedecen a mis gustos personales. Son muchos los buenos relatos y las películas interesantes que están deseando ser descubiertas. Espero que disfrutéis con esta selección y que los días venideros os resulten muy gratos. Sólo me queda desearos una Feliz Navidad y un próspero año nuevo 2012. Y qué mejor broche final que esta bella canción navideña de John Lennon interpretada por Celine Dion. Felices fiestas a todos.
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Pero también la Navidad puede ser un momento propicio para que surja lo maravilloso, lo inesperado, lo sublime. En la leyenda de Bécquer, Maese Pérez, el organista, el espíritu del protagonista se manifiesta el día de la misa del Gallo en el convento sevillano de Santa Inés, a través de su música: el sonido celestial del órgano que deja ensimismados a todos los presentes. Una leyenda escrita en prosa poética, con escenarios bien definidos, y aderezada con un tono misterioso, cercano al terror. Una auténtica delicia que podéis saborear si pinchais aquí.
La Navidad es un tiempo para disfrutar de buenas películas. Algunas películas se inspiran en obras literarias. Así, un clásico del cine navideño, ¡Qué bello es vivir! (película estadounidense de 1946 dirigida por Frank Capra) tiene claras influencias de la Canción de Navidad de Dickens.
Esta obra maestra del cine comienza el día antes de Nochebuena y el protagonista es el honrado y humilde Georgey Bayle (James Stewart), personaje entrañable, totalmente volcado en los demás que ha ido posponiendo sus sueños en aras del bienestar de los suyos. Pero desgraciadamente pierde una suma muy importante de dinero y está desesperado. Cuando está a punto de suicidarse se cruzará en su camino un mensajero divino que le mostrará al estilo dickeniano lo que hubiera sido la vida de mucha gente si él no hubiera existido. Una película que nos enseña el valor de la bondad y de los buenos sentimientos. Pinchad en el siguiente enlace, crítica cinematográfica de ¡Qué bello es vivir! y accederéis a una crítica especializada sobre esta joya del cine americano. También os dejo el momento en el que Bayle piensa en suicidarse pero en ese instante aparece Clarence, el simpático ángel de segunda clase que ayudará a nuestro protagonista:
Otra película más actual con influencias de la Canción de Navidad y con guiños a la película de Capra es The family man, película dirigida por Brett Ratner en el año 2000 que nos muestra a un egocéntrico broker de Wall Steet (Nicolas Cage) cuya única obsesión es el trabajo y la vida lujosa. Tras encontrase con un ángel muy peculiar, su vida dará un vuelco completo, ya que de los lujos anteriores pasará a ser un modesto vendedor de neumáticos, casado con su antigua novia y padre de dos hijos. La visión supondrá para él una auténtica lección de vida, ya que descubrirá que una vida familiar plena puede ser mucho más gratificante que todas las riquezas del mundo.
Y para terminar... una película romántica ambientada también en épocas navideñas, Mientras dormías, película dirigida por Jon Turteltaub en 1995 y protagonizada por Sandra Bullock, Bill Pullman y Peter Gallagher. Comedia divertida y con valores que nos muestra la anodina vida de Lucy, una joven taquillera del metro que vive sola y tiene poca suerte en el amor. Su vida cambiará cuando un día salve la vida a un pasajero del metro de la que ella está enamorada platónicamente. El accidentado entra en coma y ella va a visitarle al hospital. Y es entonces cuando comienza a enredarse todo porque los familiares de Peter creen que ella es su prometida. Una comedia simpática, sencilla y entrañable que ensalza el valor de la familia y nos demuestra que el amor puede surgir de la forma más insospechada.
Y así hemos llegado al final de nuestro recorrido navideño. Los cuentos y pelis que os he recomendado obedecen a mis gustos personales. Son muchos los buenos relatos y las películas interesantes que están deseando ser descubiertas. Espero que disfrutéis con esta selección y que los días venideros os resulten muy gratos. Sólo me queda desearos una Feliz Navidad y un próspero año nuevo 2012. Y qué mejor broche final que esta bella canción navideña de John Lennon interpretada por Celine Dion. Felices fiestas a todos.