domingo, 15 de marzo de 2020

¿EGOÍSMO O SOLIDARIDAD?

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(Si te gusta la publicación puedes compartirla. Que la solidaridad se contagie).

La crisis del coronavirus nos está mostrando las dos caras de la condición humana. Por una parte, las actitudes egoístas e insolidarias de los que sólo piensan en sí mismos como aquellos que van al supermercado en masa como si se fueran a quedar sin comida y compran compulsivamente, sin orden ni concierto; aquellos que dicen que no pasa nada porque el virus ataca a personas viejas o con problemas de salud; aquellos que se marchan a otra provincia poniendo en más riesgo a la gente de otras zonas; aquellos que van a los bares, a los parques y se reúnen como si no pasara nada; aquéllos que difunden mensajes catastrofistas propiciando un clima de miedo, pesimismo y desesperación.

Pero, por otra parte, están las personas que se ponen en el lugar de los demás, están los que se solidarizan con los más vulnerables y los están luchando por combatir este virus. Porque hay un virus tan letal como el propio coronavirus: el virus del egoísmo, la insolidaridad, la irresponsabilidad, el pesimismo y el barbarismo. No somos el centro del universo y de esta crisis solo saldremos con la unión de todos; no centrándonos en nuestro ombligo sino pensando en los demás porque mi acción puede repercutir en el beneficio o en el perjuicio de otro y porque yo me pongo en tu lugar.

Frente aquellos, están estos: los profesionales de la sanidad pública que están trabajando sin tregua para conseguir salvar vidas y contener esta crisis, los empleados de los supermercados que están para abastecer a la gente de comida, los camioneros y proveedores de alimentos, las pequeñas empresas que están cerrando voluntariamente para evitar la propagación contagio, los voluntarios que están donando sangre, las personas que se suman al lema “yomequedoencasa” permaneciendo en sus hogares de forma responsable, los que están comprando de forma razonable, los que están haciendo la compra a personas mayores para evitarles riesgos, los que están difundiendo mensajes de aliento y de apoyo a las personas que más se están implicando en esta crisis…

Y viendo en Facebook la cadena de mensajes solidarios con la labor desempeñada por la sanidad pública, los empleados de supermercados, los que se están sumando a la difusión del lema “quédate en casa”, la gente que ha salido a los balcones a aplaudir a los profesionales de la sanidad pública… al ver todo esta humanidad frente a la barbarie, me he emocionado profundamente porque si aprendemos la lección de que la vida es algo más que mi yo, si miramos a los más vulnerables como personas que debemos proteger y cuidar, si nos concienciamos de que nuestras acciones son importantes para los demás… estaremos haciendo un corazón de solidaridad. Entonces nuestros esfuerzos tendrán sentido porque de este reto saldremos unidos.

Y todo lo que está sucediendo ya lo predijo de cierta forma, José Saramago en su obra Ensayo sobre la ceguera, un libro en el que se propaga una ceguera que afecta a toda la población. Y en esta situación límite, se muestra las dos caras de la condición humana: los que actúan con barbarismo y egoísmo y los que muestran su altura moral, su dignidad y su valentía. Seamos como estos, no como aquellos y que aquellos aprendan de estos. Nosotros, los españoles, somos un país solidario. No nos dejemos vencer por el miedo ni pensemos que todo se va a resolver pensando en nosotros mismos. Sigamos las recomendaciones sanitarias, hagamos lo que nos piden hacer, que cada uno colabore en la medida de sus posibilidades. Y al final diremos todos juntos: “lo conseguimos” y no: “lo conseguí”.

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