viernes, 27 de enero de 2017

PRINCIPIOS, MEDIOS Y FINALES


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Conseguir que la novela que escribas tenga un buen inicio es importantísimo, ya que si interesa al lector se generará el deseo de seguir leyendo, provocando que nos quedemos irremediablemente atrapados en las páginas del libro. A veces, el título de la obra, su inicio y su final pueden ser más complicados que el desarrollo de la propia novela. Quiero compartir contigo mis inicios favoritos:

 “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo” (Cien años de soledad de García Márquez). Impresionante inicio que conecta el futuro con el pasado del personaje en el momento trágico en el que el que va a ser fusilado.

“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo” (Crónica de una muerte anunciada de García Márquez). En esta novela desde la primera línea sabemos que el protagonista va a ser asesinado, pero los lectores –cómo muy bien ha explicado el propio Márquez- tienen interés por saber cómo lo mataron, quién le mató y por qué lo hicieron.

“Una mañana, al despertar de un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se encontró en la cama  transformado en insecto monstruoso” (La metamorfosis de Kafka). Impactante este inicio, a mí siempre me sobrecoge porque me pongo en el lugar de Samsa y pienso… ¿Cómo me sentiría si una mañana me despertara  siendo un insecto monstruoso?”

“ ¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia”.(El corazón delator de Edgar Allan Poe). Los inicios de Poe siempre consiguen inquietarme, crear un malestar interior, un sentimiento de angustia y vulnerabilidad.

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“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.” (Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes). Celebérrimo inicio de la gran novela de Cervantes que caracteriza al hidalgo y su entorno con gran maestría.

 Son todos muy conocidos, ¿verdad?¿Qué te parecen?¿Cuál es tu inicio favorito?
Se podrían poner muchísimos otros ejemplos, pero como ves todos tienen en común el suscitar el interés del lector. Luego viene el trabajo más arduo, ¿cómo escribir el desarrollo de la historia? Difícil empresa, ¿verdad? Es aconsejable trazar “un plan de ataque”, pensar en el punto de vista o puntos de vista que vas a adoptar (primera, segunda o tercera persona, tipo de narrador…), las técnicas narrativas (analepsis, prolepsis, monólogo interior, perspectivas múltiples, discurso lineal o fragmentario…), niveles de lengua que vas a utilizar (culto, vulgar, estándar…) O tal vez no haya que plantearse todo esto. No te preocupes, si tienes madera de escritor no necesitarás conocer aburridos conceptos técnicos, te saldrá solo, de forma natural. Seguramente en tu cabeza pululen ahora muchas ideas relacionadas con la trama… apúntalas que no se escapen, luego encontrarán su lugar en tu narración, si tienen que encontrarlo.

Resultado de imagen de personajes de ficcion literariaHay escritores que tienen muy claro desde el principio lo que van a escribir y cómo lo van a escribir. Sin embargo, hay otros que consideran que la novela fluye sin necesidad de un plan previo. De este último parecer era Miguel de Unamuno, escritor bilbaíno que decía que había que escribir la novela sin plan previo, “a lo que salga”, pues la novela es como la vida, se va haciendo según se vive. Yo creo que es importante tener unas directrices básicas de qué queremos decir, a dónde queremos ir, pero muchas ideas irán surgiendo según vayas escribiendo. ¡Ten cuidado!, porque a veces las historias y los personajes pueden cobrar vida independiente de su creador cómo le pasó a Unamuno con su personaje: Augusto Pérez.

Ya irás viendo cómo va tu creación: tempo lento o rápido, meditada o “a lo que surja” (o una combinación de ambos) o si terminarás haciéndote con las riendas de tu obra o tu obra se apoderará de ti… En todo caso, sigue siempre. En la perseverancia y el trabajo se encuentra el éxito.


El desarrollo de la obra te llevará a un desenlace. Seguramente ni tú mismo sabes cómo va a terminar, pero según vayas avanzando en la trama se te irán ocurriendo las últimas líneas de tu novela (o tal vez ya las tengas pensadas, quién sabe).  Sobre todo, a mí me desencantan los finales forzados o precipitados, no cuajan, me resultan inauténticos. El desenlace debe llegar de forma natural, que tenga sentido tras la lectura de las páginas anteriores. Puede ser abierto o cerrado, triste o alegre, que incite a la reflexión o la incertidumbre… pero debe ser un final logrado, que nos convenza y que nos llene (o que nos deje vacíos).

1 comentario:

  1. Sí, el inicio dice mucho. De los que citas echo de menos uno que me encanta por su sencillez, el de Moby Dick: Llamadme Ismael.

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