martes, 6 de septiembre de 2011

POR LA DIGNIDAD DE LOS DOCENTES


 


 Dirigido a la Presidenta de la Comunidad de Madrid:

   Soy profesora de Enseñanza Secundaria y algunas veces mis alumnos me dicen que están desmotivados. Pues, mire por donde al comienzo de este nuevo curso los que nos sentimos muy desmotivados somos nosotros, los profesores. Desmotivados porque nuestro trabajo cada día se valora menos, desmotivados porque nos sentimos abandonados a nuestra suerte sin el apoyo de los poderes públicos, desmotivados porque tenemos que trabajar más cobrando menos, desmotivados porque continuamente se está poniendo en entredicho nuestro trabajo y nuestra dedicación a la enseñanza.

     Y no solo desmotivados, es más, estamos muy  cansados, dolidos y ofendidos por las lamentables declaraciones de hace unos días. Estamos hartos de que la sociedad considere que no hacemos nada y para echar más leña al fuego ahí están sus brillantes palabras de que trabajamos poco. ¿Piensa que las clases se preparan solas?¿Los exámenes se corrigen por arte de magia?¿Las dificultades a las que nos enfrentamos se resuelven sin nuestra dedicación?

     El trabajo que desempeñamos no se limita las horas que pasamos en nuestro centro, luego están las horas que echamos en nuestra casa. Aquí le detallo algunas de las muchas tareas que yo realizo habitualmente como profesora, fuera del horario lectivo (tardes, fines de semana, días de vacaciones):

- Preparación de las clases: búsqueda de información, elaboración de apuntes, entradas del blog, búsqueda de material audiovisual…

- Lectura de libros, preparación de actividades para animar a la lectura, pruebas de clase, exámenes, entradas en el blog.

- Elaboración de exámenes, búsqueda de ejercicios variados.

- Corrección de exámenes, trabajos y ejercicios de clase.


     Cada año suelo tener una media de cien alumnos. Por lo tanto, cada trimestre suelo corregir doscientos exámenes (hacemos dos exámenes o tres por trimestre), a lo que hay que sumar los trabajos y los comentarios o ejercicios que les corrijo cada trimestre.

     Luego, nos apuntamos a cursos de formación, realizamos actividades por las tardes sin cobrar ni un euro por el bien de nuestros alumnos, nos vamos de excursión con los chicos, etc.. Y si somos tutores, más trabajo aún: reuniones con los padres, “papeleo” de los alumnos… Pero la historia no termina aquí. A nuestra función de docentes hay que sumar la sobrecarga de trabajos varios que nos obligan a realizar porque los profesores somos también administrativos, policías, psicólogos, mediadores, animadores, etc. Y es que, señora Presidenta, enseñar no se lleva porque tenemos que perder el tiempo realizando muchas tareas que no nos competen.

             
                                  

   Por otra parte, dice que los profesores debemos ser generosos en tiempos de crisis, pero, ¿Acaso ustedes son generosos con nosotros? ¿Contribuyen a que la sociedad nos respete?¿Cómo quiere dar autoridad al profesor, desautorizándonos socialmente?¿Diciendo que somos unos vagos que trabajamos menos que los demás cuando esto es totalmente falso?¿Cómo nos van a respetar nuestros alumnos si estás oyendo que los profesores no hacen nada?

     Y es que es muy difícil enseñar en la situación actual. Somos un colectivo con muy mala fama y nuestro trabajo no se reconoce socialmente, los profesores interinos están abocados este año al paro o a la incertidumbre, intentamos sobrevivir en este maremágnum de leyes sobre la educación (porque ustedes los políticos no son capaces de llegar a un acuerdo en la educación, un acuerdo que contribuya a una educación de calidad, que potencie a los alumnos buenos), estamos cansados de rellenar papeles inútiles para los alumnos que no sienten ningún interés por los estudios. No contamos con su apoyo, no señores. Nos sentimos abandonados a nuestra suerte, intentando hacer frente a los múltiples conflictos que se generan en la escuela con nuestros escasos medios y con nuestro trabajo. Pero luego, mire usted, no hacemos nada.

     Por último, están los recortes educativos que nos esperan. Yo ejerzo como profesora en la comunidad de Castilla la Mancha y me pongo a temblar cuando veo que los primeros tijeretazos van a dirigidos a la Enseñanza y a la Sanidad. ¿Cómo va a salir nuestro país  de la crisis si se recorta en la educación?¿Por qué no recortan en otras partidas que afecten menos al progreso de un país?¿Qué les parece empezar por recortarse ustedes el sueldo? Un país en crisis necesita mayor inversión en educación y no recortes. El nivel educativo que hay actualmente en España está por los suelos, o si no ahí tiene el informe PISA para probarlo. Y si esta es la situación actual, ¿Qué nos espera en años venideros? Pero, claro, para ustedes la educación de los ciudadanos parece que no es un capítulo importante, interesa tener unos ciudadanos tontos para manejarlos mejor; la masa no debe pensar, solo obedecer.

     Nosotros, los profesores, pensamos que la educación es un derecho de todos y que nuestros alumnos no tienen porqué pagar los platos rotos de nuestro deficiente sistema educativo. Y por todo ello,  hacemos oídos sordos de todas las necedades que se escuchan, seguimos creyendo en la educación y echamos horas extras en nuestra casa por el bien de nuestros alumnos. O así ha sido hasta el momento porque con las nuevas medidas que están adoptando las cosas van a cambiar mucho. Ahora van a subir el horario del profesor a 20 horas,  más horas lectivas para los profesores, menos profesores y más alumnos. De cara a la sociedad, usted dice que son solo dos horas, pero esto es totalmente falso porque este aumento de horas supone más alumnos y muchísimas más horas de ese "trabajo invisible" pero real que hace el profesor. ¿Y que van a conseguir con eso? Despidos del personal interino que van a ser los grandes perjudicados, más horas de trabajo para los profesores, por lo tanto, mayor saturación, mayor desencanto y mayor apatía. Tal vez ahorren, sí,  pero en contrapartida vamos a tener una educación con unos niveles más bajos que los actuales (y mire que son bajos los que hay ahora), unos profesores quemados y unos alumnos ignorantes. Un panorama espléndido para un país en crisis. ¿No le parece? 
                
     En fin, déjense de palabras hirirentes y de medidas que perjudican a los profesores y a nuestra enseñanza y pónganse a trabajar realmente por el progreso de nuestra educación. Por favor, todos lo necesitamos.
                                                                                                                    Rosa María Moreno

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             Pinchando en el siguiente enlace también podéis leer un texto de opinión que apareció en el diario El País el pasado 31 de agosto. Con el significativo título Pan para hoy, hambre para mañana , el catedrático Francisco Imbernon nos muestra los efectos negativos que puede tener el tijeretazo en nuestro sistema educativo. 


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