sábado, 18 de enero de 2014

POEMAS MODERNISTAS DE ANTONIO MACHADO





RECUERDO INFANTIL 

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales 
estudian. Monotonía 
de lluvia tras los cristales. 

Es la clase. En un cartel 
se representa a Caín 
fugitivo, y muerto Abel, 
junto a una mancha carmín. 

Con timbre sonoro y hueco 
truena el maestro, un anciano 
mal vestido, enjuto y seco, 
que lleva un libro en la mano. 

Y todo un coro infantil 
va cantando la lección: 
«mil veces ciento, cien mil; 
mil veces mil, un millón». 

Una tarde parda y fría 
de invierno. Los colegiales 
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales. 


                         


 
El limonero lánguido suspende 
una pálida rama polvorienta 
sobre el encanto de la fuente limpia, 
y allá en el fondo sueñan 
los frutos de oro...

Es una tarde clara, 
casi de primavera, 
tibia tarde de marzo 
que el hálito de abril cercano lleva; 
y estoy solo, en el patio silencioso, 
buscando una ilusión cándida y vieja: 
alguna sombra sobre el blanco muro, 
algún recuerdo, en el pretil de piedra 
de la fuente dormido, o, en el aire, 
algún vagar de túnica ligera.
  
En el ambiente de la tarde flota 
ese aroma de ausencia, 
que dice al alma luminosa: nunca, 
y al corazón: espera.
  Ese aroma que evoca los fantasmas 
de las fragancias vírgenes y muertas.
  
Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara, 
casi de primavera, 
tarde sin flores, cuando me traías 
el buen perfume de la hierbabuena, 
y de la buena albahaca, 
que tenía mi madre en sus macetas.
  Que tú me viste hundir mis manos puras 
en el agua serena, 
para alcanzar los frutos encantados 
que hoy en el fondo de la fuente sueñan... 
 Sí, te conozco, tarde alegre y clara, 
casi de primavera.


YO VOY SOÑANDO CAMINOS
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!…
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero…
-la tarde cayendo está-.
“En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
“ya no siento el corazón”.
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
“Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir

en el corazón clavada”.

DABA EL RELOJ LAS DOCE...
                  Daba el reloj las doce... y eran doce
   golpes de azada en tierra...
           ¡Mi hora! —grité— ... El silencio
    me respondió: —No temas;
         tú no verás caer la última gota
  que en la clepsidra tiembla.
           Dormirás muchas horas todavía
sobre la orilla vieja
         y encontrarás una mañana pura
       amarrada tu barca a otra ribera.


7 comentarios:

  1. wowow estan hermosos :) ;) lindos poemas

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  2. es hermoso saber que en el mundo existen poemas
    ¡la vida sin poemas no es vida!

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  3. Alguien sabe el nombre del segundo poema?

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  4. Dos libros tengo en poesía
    dos libros y una pasión,
    dos libros de sentimientos
    que brotan del corazón.

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