¿Cómo sería un mundo en el que los bomberos no apagaran incendios sino
que los provocaran para quemar libros?¿Y si estuviera prohibido leer y los que
guardaran libros fueran perseguidos?¿Seríamos felices en un mundo de
diversiones sin libros, sin reflexión y sin conocimientos? ¿Cómo conservar el
conocimiento de los libros en una sociedad en la que son quemados?
PRIMERA PARTE: Era estupendo quemar “Dale a la gente concursos que puedan ganar
recordando la letra de sus canciones más populares o los nombres de las
capitales del Estado o cuánto maíz produjo Iowa el año pasado. Atibórralo de
datos no combustibles, lánzales encima hechos que se sientan abrumados, pero
totalmente al día en cuanto información. Entonces, tendrás la sensación de
que piensan, tendrán la impresión de que mueven sin moverse. Y serán felices,
porque los hechos de esta naturaleza no cambian. No les des ninguna materia
delicada como Filosofía o la Sociología para que empiecen a atar cabos. Por
ese camino, se encuentra la melancolía. Cualquier hombre que pueda desmontar
un mural de televisión y volver a armarlo luego, y, en la actualidad, la
mayoría de los hombres pueden hacerlo, es más feliz que cualquier otro que
trate de medir, calibrar y sopesar el Universo, que no puede ser medido ni
sopesado sin que el hombre se sienta bestial y solitario. Lo
sé, lo he intentado. ¡Al diablo con ello! Así, pues, adelante con los clubs y
las fiestas, los acróbatas y los prestidigitadores, los coches a reacción,
las bicicletas, helicópteros, el sexo y las drogas, más de todo lo que esté
relacionado con los reflejos automáticos. Si el drama es malo, si la película
no dice nada, si la comedia carece de sentido, dame una inyección de
teramina. Me parecerá que reacciono con la obra, cuando sólo se trata de una
reacción táctil a las vibraciones. Pero no me importa. Prefiero un
entretenimiento completo”. |
TERCERA PARTE: Fuego vivo “Cuando muere, todo el mundo debe dejar
algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una
pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano
tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir
cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor que tú
plantaste, tú estarás allí. No importa lo que hagas -decía-, en tanto que
cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que
sea como tú después de que separes de ellos tus manos. La diferencia entre el
hombre que se limita a cortar el césped y el auténtico jardinero está en el
tacto. El cortador de césped igual podría no haber estado allí, el jardinero
estará allí para siempre”. ¿QUÉ LE SUCEDERÁ A MONTAG, EL BOMBERO
PROTAGONISTA DE FARENHEIT 451? |
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