Dicen que las musas inspiran la creación… y algo tendrán que ver esas
juguetonas deidades… La inspiración es importante, claro que sí, y puede venir
en cualquier momento. Por eso, es esencial llevar siempre un cuaderno de
notas para apuntar las ideas que nos surjan.
Observar a la gente, el entorno, un sueño, una película, la letra de una
canción… cualquier momento puede despertar una idea en nosotros.
Pero aunque la inspiración es importante, no te engañes, la escritura
consiste en trabajo, trabajo y trabajo. Simone de Beavoir decía que escribir es
un oficio que se aprende escribiendo. Y así es. Por eso, hay que sentarse y
ponerse a escribir. Tal vez al principio sea difícil, incluso habrá momentos de
parón creativo o habrá que enfrentarse a la temida hoja en blanco, pero lo
importante es perserverar siempre.
Una novela no surge de la nada,
inevitablemente nace de las influencias lectoras que hemos aprehendido a lo
largo de nuestra vida porque los grandes escritores son fervientes lectores. Qué insípidas serían nuestras vidas
sin el alimento de la lectura… Pero aparte de ese bagaje lector es importante
documentarse sobre el tema que se va a tratar para abordarlo adecuadamente,
caracterizar a los personajes, mostrar la ambientación de la época, desarrollar
un registro de lengua adecuado, etc.
Esta tarea de documentarse es importante, sin embargo, no te
dejes apabullar por ella. Toma lo necesario de las fuentes pero que esto no
coarte tu talento personal. Sé siempre tú mismo, tu novela tiene que sonar con
tu música.
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