RECUERDO INFANTIL
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
El limonero lánguido suspende
una
pálida rama polvorienta
sobre
el encanto de la fuente limpia,
y allá
en el fondo sueñan
los
frutos de oro...
Es una tarde
clara,
casi de
primavera,
tibia
tarde de marzo
que el
hálito de abril cercano lleva;
y estoy
solo, en el patio silencioso,
buscando
una ilusión cándida y vieja:
alguna
sombra sobre el blanco muro,
algún
recuerdo, en el pretil de piedra
de la
fuente dormido, o, en el aire,
algún
vagar de túnica ligera.
En el ambiente de la tarde flota
ese
aroma de ausencia,
que
dice al alma luminosa: nunca,
y al
corazón: espera.
Ese aroma que evoca los fantasmas
de las
fragancias vírgenes y muertas.
Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de
primavera,
tarde
sin flores, cuando me traías
el buen
perfume de la hierbabuena,
y de la
buena albahaca,
que
tenía mi madre en sus macetas.
Que tú me viste hundir mis manos puras
en el
agua serena,
para
alcanzar los frutos encantados
que hoy
en el fondo de la fuente sueñan...
Sí,
te conozco, tarde alegre y clara,
casi de
primavera.
YO VOY SOÑANDO CAMINOS
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!…
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero…
-la tarde cayendo está-.
“En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
“ya no siento el corazón”.
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!…
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero…
-la tarde cayendo está-.
“En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
“ya no siento el corazón”.
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
“Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada”.
“Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada”.
DABA EL RELOJ LAS DOCE...
Daba el reloj las doce... y eran doce
golpes de azada en tierra...
golpes de azada en tierra...
¡Mi hora! —grité— ... El silencio
me respondió: —No temas;
tú no verás caer la última gota
que en la clepsidra tiembla.
me respondió: —No temas;
tú no verás caer la última gota
que en la clepsidra tiembla.
Dormirás muchas horas todavía
sobre la orilla vieja
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera.
sobre la orilla vieja
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera.
wowow estan hermosos :) ;) lindos poemas
ResponderEliminares hermoso saber que en el mundo existen poemas
ResponderEliminar¡la vida sin poemas no es vida!
Alguien sabe el nombre del segundo poema?
ResponderEliminaryo voy soñando caminos
EliminarEL LIMON Y LA FUENTE
Eliminartu corazon
EliminarDos libros tengo en poesía
ResponderEliminardos libros y una pasión,
dos libros de sentimientos
que brotan del corazón.